Desde que me incorporé al servicio del Turno de Oficio en el año 2019 vengo ofreciendo asistencia legal a quienes necesitan un acceso a la justicia, lo que me ha permitido ayudar a ciudadanos en situaciones muy diversas, esforzándome por garantizar que puedan hacer valer sus derechos en igualdad de condiciones e independientemente de sus circunstancias. Mi asistencia se centra en proporcionar un servicio de máxima calidad e implicación, buscando siempre el mejor enfoque y resultado para cada caso. 

Por contrapartida, esta labor ha enriquecido mi práctica profesional al exponerme a una amplia variedad de casos. En ocasiones, con asuntos realmente delicados o complejos que, de entrada, no muchos estaríamos dispuestos a asumir, pero que, sin embargo, al margen de la opinión pública, merecen una asistencia con la máxima dignidad y profesionalidad, para garantizar el derecho a la defensa.

Hoy, tras estos años de entrega, no tengo dudas: estoy donde debo estar. Cada experiencia, cada historia que me ha sido confiada, ha reafirmado mi compromiso con una abogacía cercana, valiente y al servicio de quienes más lo necesitan. Porque asumir la defensa de los demás, especialmente en los momentos más difíciles, no es solo una responsabilidad profesional: es una forma de entender la justicia, con convicción, empatía y profundo respeto por la dignidad humana.